Extraño
tus directas, tus chistes.
Extraño ver tu sonrisa cuando me reía de tus
bromas.
Extraño las charlas largas.
Extraño la ansiedad por
respondernos, por escucharnos.
Extraño lo que nos decíamos.
Extraño
nuestros dedos entrelazados.
Extraño la sonrisa de tu mirada.
Extraño tu
calor, tus abrazos.
Extraño la combustión que creábamos cuando
estábamos juntos.
Extraño tu sinceridad, tus besos, tu tono de voz.
Extraño tus caricias, tu mirada al verme, tu concentración, tu calor.
Extraño nuestras risas juntas.
Dios, te extraño.
A todos les parece que ya no lloro, que no te extraño,
que te he superado.
Pero la verdad es...que te extraño más que nunca.